Nefertum (Nefertem, Nefertemu) era un dios de la mitología del Antiguo Egipto,  el Dios de los perfumistas y aromaterapeutas (en esos tiempos los perfumistas eran aromaterapeutas-médicos) mencionado en los Textos de las Pirámides (c. 2350 a. C.), pero se hizo más prominente durante el  Reino Nuevo(1539 – c. .1075 a.C.) y posteriormente.

Nefertum era hijo del dios  Ptah y de la diosa Sekhmet. Ptah, su padre, era el Dios creador y patrón de los artesanos. Su madre, Sekhmet, era la diosa con cabeza de leona que protegía a Egipto de sus enemigos, pero también  la diosa de las plantas y hierbas y la patrona de la alquimia.

Nefertum dominaba los ungüentos y los aceites perfumados. En el Antiguo Egipto, los aceites perfumados se consideraban la esencia de la materialización de todas las cosas. Por tanto, Nefertum fue considerado el espíritu de la vida. Representaba la belleza en su perfección y estaba asociado con la purificación y la juventud.

El símbolo y representación de Nefertum era la flor de loto azul, la flor sagrada de Egipto a través de la cual salía el sol. Nefertum era el dios de la flor de loto que emergió de las aguas primigenias al principio de los tiempos, dios del perfume y la aromaterapia (en un sentido amplio). Nefertum era el dios de la curación, la medicina y la belleza y estaba fuertemente asociado con el loto,  a menudo, representado en el arte egipcio con una gran flor de loto formando su corona. El loto era la única planta con flores que florecía  durante todo el año. Diosas, dioses, faraones y faraonas eran representados sosteniendo el loto entre sus manos cerca de su nariz para oler su aroma reconstituyente, protector, elevador.

La flor de loto florece a orillas del Nilo. Abre sus grandes pétalos con la salida del sol. Para los antiguos egipcios representaba el sol porque desterraba la oscuridad. El loto azul jugó un papel único e importante en la cultura del Antiguo Egipto. La planta era muy popular para mejorar el estado de ánimo y por sus suaves propiedades psicotrópicas, usada ​​tanto de modo recreativo como curativo y  espiritual. Se elaboraba una maceración de flores de loto en vino. El loto azul aparecía representada relieves y pinturas, muchas veces junto al vino. 

El loto azul fue de uso común en el arte como símbolo del Alto Egipto y de la unión del Alto y Bajo Egipto. Para los antiguos egipcios, el loto azul representaba el saludo del cielo al sol, pues  cuando el sol se eleva sobre el horizonte para comenzar el día, la flor se abre y justo cuando el sol se pone, la flor se cierra. por lo que consideraron que el loto era el símbolo de los dioses del sol, y por ende, de la creación y el renacimiento. El  loto azul era un símbolo siempre utilizado en la decoración de las tumbas y sarcófagos, a menudo en combinación con el escarabajo, para representar el renacimiento.

Nefertum era también un dios del sol y  nieto del dios del sol, Ra. En origen, su culto no se practicaba en los templos, pero era considerado un aspecto importante del dios del sol.

Para los antiguos egipcios, Nefertum era considerado su protector y sanador, y estaba relacionado tanto con el agradable aroma de la flor de loto (el aspecto perfumístico) como con sus propiedades medicinales (el aspecto terapético), bien conocidas por la gente.

Además del loto, Nefertum también estaba asociado con varias de las flores favoritas de los egipcios, como la rosa, el geranio y el aciano.

Nefertum podría describirse como el aromaterapeuta arquetípico. Según una leyenda, llevó un ramo de hermosos lotos al anciano Ra para aliviar su sufrimiento. Fue descrito en los Textos de las Pirámides como «la flor de loto que está delante de la nariz de Ra.

Es posible que también fuera considerado originalmente como un aspecto de Atum, según una versión de la historia de la creación de la Enéada de Heliópolis, en la que Nefertum (traducido como hermoso Atum o Atum perfecto) nació de un capullo de loto azul que emergió de las aguas de Nun al comienzo de la creación. Atum representaba el sol y Nefertum el amanecer del sol. Lloró porque estaba solo y sus lágrimas crearon humanidad. Se pensaba que nacía con cada amanecer, maduraba en Atum durante el día antes de pasar al mundo de los muertos cada atardecer. El ciclo de nacimiento por la mañana y muerte por la tarde (mientras el sol viajaba por el inframundo) representaba la lucha diaria entre el Caos y el Orden (Ma´at). Cuando Atum fue absorbido por Ra (Atum-Ra), Nefertum llegó a ser considerado como una deidad separada, todavía estrechamente asociada con el sol recién nacido. Luego, Ptah fue ascendido a dios principal  y proclamado el último creador, y Nefertum fue descrito como su hijo por Sekhmet o Bast (ambas «Hijas de Ra»). Sin embargo, como hijo de Ptah, también se convirtió en patrón del perfume y delas artes curativas derivadas de las flores, aspectos totalmente unidos y complementarios.

Nefertum también estaba vinculado al renacimiento, como personificación del sol recién nacido y como patrón de muchos de los ingredientes aromáticos necesarios para el proceso de momificación. Un pasaje del Libro de los Muertos cita esta bendición a los muertos:

«Levántate como Nefertum del loto, hasta las fosas nasales de Ra, y sal al horizonte cada día».

El panteón egipcio era particularmente abundante, con una amplia variedad de deidades que aparecen y desaparecen de los mitos. Nefertum solía ser representado como un joven hermoso que llevaba un tocado de loto, a veces de pie sobre el lomo de un león. De vez en cuando usaba un tocado con dos plumas y dos pesas de collar, símbolos de fertilidad asociados con Hathor (quien a su vez estaba estrechamente asociada con las dos diosas descritas como su madre, Sekhmet y Bast). A veces se le representaba como un hombre con cabeza de león o como un león o un gato reclinado. De esta forma, se le asoció con el dios león Maahes, que pudo haber sido su hermano o  un aspecto de Nefertum. Al igual que el sol recién nacido, generalmente se le representaba como un hermoso bebé sentado en un capullo de loto. A veces se mostraba su cuerpo momificado excepto los brazos y la cara. También fue representado con forma de león o gato, al igual que su madre Sekhmet o emergiendo de un gran nenúfar sólo con su cabeza.

Para los antiguos egipcios, sin embargo, con su comprensión holística del universo, los aromas y los  los perfumes no solo eran hermosos, sino también espirituales y terapéuticos, utilizados como medicina del cuerpo y del alma.